A medida que el coronavirus COVID-19 gane terreno en las regiones más pobres del mundo, golpeará con más fuerza a los más vulnerables, sumando una crisis económica y de salud sin precedentes a las crisis climáticas y de pobreza existentes. Esta crisis multifacética requiere una respuesta integral y colaborativa, y las energías limpias resultan esenciales para ayudar a los países a prepararse, responder y recuperarse.

En la primera línea de la batalla contra COVID-19, la energía para los hogares y los centros de salud es crítica. Sin embargo, 840 millones de personas no tienen electricidad. De ellas, 570 millones viven en África subsahariana, donde una de cada cuatro clínicas no tiene energía, y el 28% no tiene un suministro energético continuo.

En las regiones donde la red eléctrica es poco confiable o incluso inexistente, las tecnologías de energía limpia proporcionan soluciones que se pueden implementar rápidamente. Con energía confiable, los centros de salud pueden trabajar todo el día, en lugar de depender de velas o linternas de teléfonos.

Impulsar la inversión en energías limpias

La energías limpias pueden impulsar la recuperación económica después de la pandemia, dado que es un motor para la creación de empleos. Un récord de 11 millones de personas en todo el mundo estaban empleadas en el sector de las energías renovables en 2018 y la Agencia Internacional de Energía Renovable estima que este número podría aumentar a 42 millones de empleos en todo el mundo para 2050.

Los sistemas descentralizados de energía fuera de la red pueden impulsar las economías locales al ayudar a las pequeñas empresas a prosperar y ofrecer potencial para fuentes de ingresos adicionales.

Las energías limpias están disponibles, son asequibles y confiables. Pero en muchos países y economías en desarrollo, el potencial para proyectos de energías renovables a gran escala permanecen en gran medida sin explotar. Las inversiones en esta área siguen siendo mucho más bajas de lo que sé requeriría para brindar el desarrollo completo y los beneficios climáticos de las energías limpias. 

A medida que las naciones se preparan para las consecuencias de COVID-19, hay una gran oportunidad para un reinicio a nivel mundial. Los ambiciosos planes de estímulo ecológicos ayudarán a los países a restaurar sus economías mientras profundizan su transición energética. A medida que los precios del petróleo caen a mínimos históricos, debemos asegurarnos de que el mundo se mantenga en el camino correcto con sus objetivos climáticos. Ahora es un buen momento para reformar los subsidios a los combustibles fósiles y reevaluar las opciones que los países tienen para acelerar su transición de energías limpias y mantener una recuperación que sea mejor para todos.